domingo, 8 de febrero de 2015

LA OBSERVACIÓN DE SI RETROCEDE EN EL TIEMPO

LA OBSERVACION DE SI RETROCEDE EN EL TIEMPO    

El trabajo nos enseña que no estamos verdaderamente conscientes y que nuestro propósito general es el de acrecentar la conciencia.

Respecto a la parte de acrecentar la conciencia que pertenece al acrecentamiento de conciencia de uno mismo, cuando se retrocede mentalmente al pasado, hay que tratar de no ver a los otros en nuestra vida, sino a uno mismo.

Hay que ver qué clase de persona se fue en diferentes etapas de la vida.

Es más fácil ver otras personas en nuestra memoria, porque nuestros sentidos las graban.

Nuestros sentidos no nos graban a nosotros mismos, salvo quizás el haber tenido un traje de terciopelo en la infancia y un osito de felpa, y el haber odiado las medias limpias que nos escogían.

Todo ello tiene que ver con la sensación y está almacenado en la memoria sensorial.

Pero no nos muestra que una persona fue un niño de mal carácter que solía tirarse en el suelo y gritar si no lo dejaban salirse con la suya.

Tal vez recuerde los gritos y el arrojarse al suelo, porque estas eran sensaciones, pero no recuerda que tenía mal carácter, porque esto no es cuestión de los sentidos sino de la auto observación.

Y si una persona nunca se ha observado a si misma, es probable que siga teniendo mal carácter y no se haya dado cuenta de ello.

Y de modo parecido si recibió una paliza por sacar la lengua a sus padres, tal vez no se de cuenta que lo sigue haciendo mentalmente.

Así esos niños mal educados siguen viviendo en nosotros y no nos damos cuenta de ello.

Ahora bien, me dirán:

¿Cómo podemos saber a qué nos asemejábamos en el pasado si nunca lo hemos observado?

¿Cómo podemos recordar aquello que no está en la memoria?
Ocurre de la siguiente manera.

Si ahora observo algo en mi mismo y recuerdo lo que observo, llegaré lentamente a darme cuenta que existía antes de haberlo observado.

La observación retrocede en el tiempo, por lo general de una manera gradual.

Pero a veces sucede que se experimenta un destello de conciencia que se extienda muy atrás en el pasado de aquello de lo cuál se tiene conciencia ahora en el presente.

Se ve que siempre se fue así.

No creo que una repentina revelación de esta clase pueda sobrevenir alguna vez sin una prolongada preparación.

No puede venir a menos de ser capaz de aceptarla sin justificación ni criticas ni siendo negativo.

No es agradable pero, ¿cómo se puede esperar el logro de un acrecentamiento de conciencia sin estar preparado para soportarlo?

Todas las reprobaciones nos duelen.

Somos tan susceptibles que la menor cosa que toca nuestro egoísmo nos ofende.

Desde luego, nunca nos damos cuenta de ello.

Creemos ser muy distintos de lo que somos.

¿Pero acaso no se dan cuenta que esto es lo esencial en toda la cuestión del cambio de ser?

Como no soportamos que nos digan algo adverso a lo que imaginamos ser, SE NOS EXHORTA a observarnos a nosotros mismos sincera e imparcialmente y, prescindiendo de la imaginación, a ASIMILAR lo que observamos.

Esto es en verdad empezar a trabajar sobre si.

Pero noten que dije "ASIMILAR".

Hemos de asimilar lo que observamos en nosotros mismos.

Ocupémonos de la cuestión del acrecentamiento de conciencia de uno mismo desde otro ángulo.

Hemos hablado antes de lo que es llamado la cosa intratable en nosotros mismos.

Aunque tratemos de definirla, nunca lo logramos completamente debido a nuestra conciencia limitada.

Esa cosa intratable bloquea una más plena y profunda entrada del trabajo.

Solo lo admite hasta cierto punto, pero lo suficiente como para empezar.

Es algo que no nos permite adelantar; es algo que no hará lo que es necesario; es algo que no mira hacia donde hay que mirar.

Es algo que nos pone mala cara; es algo que sonríe fríamente y no dice nada.

O es algo que grita: "No quiero, no quiero, no quiero".

¿Qué puede modificar esa cosa intratable que bloquea la entrada al trabajo?

Ahora bien, cuanto más trabaja un hombre con lo que tiene del trabajo, y llega a ser más consciente de lo que es y lo que ha sido, tanto más puede entrar en él el trabajo.

Pero si uno llega a ser más consciente de lo que se es y ha sido, entonces algo debe ceder para permitir la entrada del trabajo.
Les preguntaré a todos, si me han seguido hasta ahora, qué es lo que cede.

¿Se debe al orgullo y a la resultante dureza de corazón?

¿O es amor al poder que no cede?

¿O es obstinación, o testarudez, o tozudez, o malhumor, o franca perversidad, o mera estupidez, o ignorancia, o qué es en realidad?

LA IGNORANCIA………

Puesto que UN CRECIENTE CONOCIMIENTO DE SI lo modifica, su existencia ha de estar vinculada con LA IGNORANCIA —esto es, con la falta de conciencia, y por lo tanto con la falta de conocimiento de la naturaleza de si mismo.

Debe pertenecer, en suma, a una psicología irredimible —esto es, a la del hombre dormido para si y para el significado de la vida, al hombre que se toma sencillamente como algo dado, al hombre mecánico, que imagina ser plenamente consciente y poseedor de un yo verdadero y estable y está en poder de todo el resto de las ilusiones que le impiden ver el peligro y luchar para despertar.

OTRA MANERA………

Pero si examinamos esta cuestión desde otro ángulo, como lo mencioné, hay OTRA MANERA de acrecentar la conciencia de sí que al parecer debilita esa cosa intratable en nosotros que solemos llamar grandilocuentemente fuerte voluntad, individualidad, determinación, el poder de conocer la propia mente, y otras cosas semejantes.

TRATAR DE VER EL PUNTO DE VISTA OPUESTO………

Para empezar, hay que intentar a veces ver el punto de vista opuesto al que se sostiene.

No quiero decir que hay que descartar el propio punto de vista sino que se ha de incluir el opuesto al mismo tiempo.

Este ejercicio exige primero que se observe claramente el propio punto de vista; y segundo, edificar sinceramente el opuesto.

La energía bloqueada por la parcialidad de nuestra conciencia habitual no puede fluir hacia lo opuesto, que se mantiene fuera de la conciencia.

La esfera de nuestra conciencia habitual está por lo tanto limitada.

Está estrechada, a veces ridículamente, y ese estrechamiento de la conciencia lo relaciono en especial con esa cosa intratable que está en nosotros.

Si se incluye con sinceridad y esfuerzo lo opuesto en la conciencia, la esfera de la conciencia se acrecienta grandemente y desaparece en nosotros gran número de rasgos desagradables.

Nuestra parcialidad, que es la causa de nuestras reacciones demasiado sensitivas y al mismo tiempo de nuestra auto-valoración totalmente equivocada, es reemplazada por una conciencia más ancha, más amplia.

Ya no insistimos más en tener razón ni tampoco nos desalentamos cuando nos prueban que nos hemos equivocado.

De hecho, escapamos de la prisión de nosotros mismos cuyos barrotes y puertas son el resultado de nuestra parcialidad.

Maurice Nicoll


LAS IDEAS ESOTÉRICAS Y LAS IDEAS DE VIDA

LAS IDEAS ESOTÉRICAS Y LAS IDEAS DE VIDA

AUTO-OBSERVACIÓN

Mientras un hombre siga aceptando lo que observa como si fuera él mismo, separarse de "ello" le será imposible.

Es lo mismo que estar sobre una tabla y tratar de levantarla.

Aceptar lo que observa en sí mismo como si mismo es identificarse con "ello".

En este caso no puede cambiar.

Hemos estado dormidos demasiado tiempo para que nos sea posible captar la significación de la observación de sí y de su verdadera meta, que es la separación interior.

Pero si todo lo interior, en el propio mundo psíquico, al cual solo uno tiene acceso directo, esta siempre girando y girando y se toma todo como si fuera uno mismo, aun no se ha emprendido el viaje para encontrarse a sí mismo, a quien se había perdido.

Permítanme hacer a todos ustedes una pregunta:

"¿Por qué es tan difícil establecer una relación de Trabajo consigo mismo?

Porque en nosotros todo se toma como uno, como "yo".

Esta es nuestra ilusión más fuerte y día tras día vence a la acción del Trabajo sobre nosotros.

Y como todas las poderosas ilusiones en que vivimos, su fin es impedir que despertemos.

Sin embargo, ¿qué dice insistentemente El Trabajo, El Trabajo que trata de despertarnos, sobre nuestro estado de Ser?

Dice que lo caracteriza la falta de unidad, la falta de unicidad, la multiplicidad, la multitud, los muchos "Yoes", en lugar de un gran "yo" permanente cuya mirada cubra todo el ámbito de nuestra vida.

Ya deberíamos conocer prácticamente algunos de los "yoes" que están en nosotros y saber si podemos confiar en lo que dicen o no.

Es muy fácil caer entre ladrones, quienes no solo nos roban sino que nos dañan, dejándonos medio muertos, como el hombre que "descendía de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de ladrones, los cuales lo despojaron; e hiriéndole, se fueron dejándole medio muerto". (Lucas X, 30).

Observen que descendió.

Todo hombre tiene en él "yoes" que quieren arrastrarlo cuesta abajo.

Este es el notable descubrimiento que podemos hacer solos, sin ayuda de nadie —a saber, que tenemos en nosotros "yoes" que, si los seguimos, nos arrastran cuesta abajo hablando en términos esotéricos y que, en realidad, luchan contra toda nueva comprensión y desean matarnos.

Sin embargo, nos aceptamos con mucha calma como si en nosotros todo anduviese bien.

Esto es el significado de la ilusión.

Significa que no hemos empezado a observarnos a nosotros mismos a la luz de la enseñanza esotérica —ya sea del Trabajo, ya sea de los Evangelios o de cualquier otra fuente mucho más antigua.

Es dentro del hombre donde debe empezar la lucha entre el sí y el no, en relación con las ideas esotéricas.

Y esto significa que todo hombre tiene "yoes" que se resistirán al Trabajo, que se resistirán a cualquier forma de ideas esotéricas, por eso es preciso observar el curso de nuestros pensamientos.

¿De qué "yoes" provienen los pensamientos?

Si se carece de una relación de Trabajo consigo mismo se aceptaran, todos los pensamientos, cualquier pensamiento ocioso, como 'yo', y se dirá "si" a ellos.

¿Cómo es posible entonces el trabajo sobre si?

¿Es tal su insensatez que confía en cualquier pensamiento ocioso, como "yo", y se dirá "si" a ellos?

¿Cómo es posible en usted El Trabajo en relación con la esfera del pensamiento?

¿Supone acaso que es usted mismo quien piensa sus pensamientos?

¿Acepta cualquier evento personal, cualquier evento psíquico —es decir, cada estado de ánimo, cada pensamiento que tiene —como si fuera usted mismo, como si fuera "yo"— y lo sanciona y firma?

Si lo hace así, no comprende lo que significa el Trabajo sobre sí.

Se acepta a sí mismo como si fuera una persona.

Intenta hacer El Trabajo sin haber empezado a hacerlo, sin ni siquiera saber dónde empieza.

¿Por qué ha de acompañar todos sus pensamientos?

¿Por qué ha de creer en ellos si tienen su origen en los "yoes" negativos?

¿Por qué empeñarse en seguir una sucesión tras otra de pensamientos negativos como si todos fueran usted, como si todos fueran "yo" mismo que piensa, cuando solo le basta DESPERTAR UN POCO y comprender que no es necesario aceptar esos pensamientos como usted, que no es preciso seguir ese rumbo?

Hemos hablado recientemente de ser pasivo para con los pensamientos.

Les aseguro a todos ustedes que les sería muy útil comprender lo que esto significa todos los días.

Dije una vez que si pudieran comprender esta parte del Trabajo en forma práctica sería COSA DE MAGIA.

Despertaran de pronto de la secuencia de malignos pensamientos negativos y comprenderán que ya no necesitan encenagarse más.

Pueden apartarse de ellos, como cuando se sale de un pantano en el que uno se estaba hundiendo.

Sí, pero ¿quién lo sabe en realidad?

Si aman los estados negativos más que cualquier otra cosa, por cierto nunca lo sabrán.

Ahora bien, es preciso comprender que en ustedes hay muchos "yoes" que están en contra del Trabajo.

Si no fuera así, el Trabajo personal carecería de base.

Todo lo que se consigue por medio del Trabajo es en consecuencia un logro individual —el resultado de los propios esfuerzos.

Si se aceptara simplemente El Trabajo, nada podría suceder.

Si se escribiera toda la enseñanza del Trabajo en libretas de apuntes, si se lo dactilografiara bellamente, El Trabajo aun no habría empezado.

Ningún cambio tendría lugar.

El Trabajo se asemeja a un cambio químico. Una sal se obtiene partiendo de dos elementos opuestos.

Estos son psicológicamente:

Vida y Trabajo.
Así es preciso comprender que El Trabajo establece una lucha entre los opuestos.

Una vez que se empieza a ver los yoes se descubre de qué modo tejen su material y ya no hay necesidad alguna de acompañarlos, ni de creer en ellos, ni de aceptar su charla interior como si fuera verdad; esta realidad es cosa de magia.

Se sacude uno, por así decirlo, como cuando sale del agua, y se libra instantáneamente de todo. Se siente en paz con el mundo.

Siente que algo maravilloso tuvo lugar dentro de uno mismo, que ha escapado de un peligro que nunca había visto antes.

Por lo tanto, intente ver los diferentes "yoes" y ponga atención a lo que dicen acerca del Trabajo —es decir, acerca de la distinción existente entre las ideas esotéricas y las ideas de vida.

Y recuerde que si no le es posible presenciar esa lucha en sí mismo, si se identifica con cada curso de pensamiento, con cada clase de charla interior, con cada estado de ánimo, ignora en la práctica lo que significa este Trabajo.

Dirá simplemente:

"Yo me siento negativo hacia algo".

Quiere decir que se acepta como una sola cosa, como una masa a veces negativa, a veces positiva.

Esto no lo llevara a ninguna parte.

También quiere decir que no comprende lo que significa observarse a sí mismo y no se da cuenta de los diferentes "yoes" que están en usted.

En este caso estará siempre identificado con su estado, y siempre dirá "yo" a cualquier estado de sí.

¿Cómo podrá comprender entonces lo que significa transformar sus estados?

Usted será ellos.

Sera incapaz de separarse de ellos, de modo que sus estados y usted estarán identificados —serán la misma cosa.

Usted será uno por la identificación.

Todo será usted.

Entre ustedes hay muchos que piensan que la Observación de Si finca solo en darse cuenta de que se sienten malhumorados, de que no se sienten bien, de que se sienten negativos, aburridos, sombríos, deprimidos, etc.

Permítanme asegurarles que esta no es la Observación de Si.

La Observación de Si tiene como punto de partida el establecimiento de un lado observante en el propio mundo interior.

El lado observante no está identificado con lo que observa.
Cuando se dice:

"Yo me siento negativo", no se está observando uno a sí mismo.

Usted es su estado.

Esta identificado con su estado.

No hay nada distinto en usted que este fuera de su estado, algo que no sienta su estado, que sea independiente de su estado y que lo esté examinando, algo que tenga un sentimiento muy diferente de su estado.

Se dice: "Yo deseo no ser negativo", no le sirve de nada.
"Yo" es quien habla todo el tiempo.

Se acepta a sí mismo como una masa.

No se divide a sí mismo en dos, lo cual es el comienzo del Trabajo sobre si.

No dice: "¿Por qué es “ello” negativo?" sino "¿Por qué soy Yo negativo?"

Está tomando “ello” y usted como si fueran la misma cosa.
Traten de comprender lo que significa dividirse en dos —un lado observado y un lado observante— y traten de tener la sensación de yo en el lado observante y no en el lado observado.

En ello estriba toda la cuestión.

Es menester recordar que a menos que un hombre se divida en dos no puede salir de donde está.

Es así: estamos atados interiormente a cosas equivocadas a las cuales aceptamos como si fueran nosotros mismos —pensamientos equivocados, preocupaciones, etc.

Los aceptamos como si fueran nosotros.

El Trabajo se propone separamos de ellos.

Este es el comienzo de la libertad interior.

A esto se refiere el Trabajo.

Si podemos observar nuestros pensamientos y preocupaciones, en tal caso se establece el punto de partida del Trabajo en uno mismo.

Esto es, el lado observante es el nuevo punto de crecimiento en uno.

Por eso es preciso sentir la sensación de yo en el lado Observante y no en el lado observado.

Es preciso tener conciencia del lado Observante.

Maurice Nicoll


LA SEPARACIÓN INTERIOR

LA SEPARACIÓN INTERIOR

Un hombre debe comprender ante todo que se compone de dos hombres.

Mientras un hombre se siga tomando a sí mismo como una sola persona nunca se moverá de donde está.

El trabajo sobre sí se inicia en cuanto empiece a sentir dos hombres en sí mismo.

Uno es pasivo y lo único que puede hacer es registrar u observar lo que está sucediendo.

El otro aquel que se llama a sí mismo “yo”, es activo, habla de sí mismo en primera persona, y en realidad es tan sólo una persona inventada, irreal.

Llamemos a esa persona el hombre A.

Cuando un hombre comprende su impotencia frente a A, su actitud hacia sí mismo y hacia A deja de ser indiferente y despreocupada.

La observación de sí se convierte en observación de A.

Un hombre comprende que no es A, que A no es nada sino la máscara que lleva, la parte que desempeña inconscientemente y que por desdicha no puede dejar de desempeñar, una parte que lo gobierna y le hace hacer y decir cosas estúpidas, miles de cosas que nunca haría ni diría.

Si es sincero consigo mismo, siente que está en el poder de A.

Empieza a temer a A, empieza a sentir que A es su enemigo.

No importa que le gustaría hacer, todo es cambiado e interceptado por A.

A es su enemigo.

Los deseos, las simpatías, los pensamientos, las opiniones de A, o se oponen a sus propios puntos de vista, sentimientos y estados de ánimo, o no tienen nada en común con ellos y al mismo tiempo A es su amo.

Él es el esclavo, carece de voluntad propia.

Carece de medios para expresar sus deseos porque todo le que le gustaría hacer o decir sería hecho para él por A.

En este nivel de la observación de sí un hombre debe comprender que todo su propósito es liberarse de A.

Y ya que de hecho no puede liberarse de A porque es él mismo, por lo tanto debe dominar a A y hacerle hacer, no lo que el A de un momento dado quiere hacer, sino lo que él mismo quiere hacer.

Siendo el amo, A debe pasar a ser el sirviente.

La primera etapa del Trabajo sobre sí consiste en separarse mentalmente de A.

Es preciso recordar que toda la atención debe concentrarse en A.

Porque el hombre es incapaz de explicar que es ÉL mismo en realidad. Pero puede explicar a A ante él mismo, y con esto ha de empezar, recordando al mismo tiempo que él no es A.

Maurice Nicoll


LA RAZÓN DE LA OBSERVACIÓN DE SI

LA RAZÓN DE LA OBSERVACIÓN DE SÍ.

Empecemos ocupándonos de esa IDEA que nos es enseñada en El Trabajo y segun la cual los Centros Superiores siempre nos están hablando y diciendo lo que debemos hacer, pero no podemos oírlos.

Tengamos la seguridad de que, puesto que el objeto del Trabajo finca en CONECTARNOS CON LOS CENTROS SUPERIORES y sus mensajes, una de las primeras cosas que nos es enseñada —a saber, observamos a nosotros mismos— ha de estar relacionada con PONERNOS EN CONTACTO finalmente con esos CENTROS SUPERIORES que en nosotros están completamente formados pero que no podemos oír.

Quiero decir, que debe haber UNA RAZÓN para la observación de sí.

Si tratamos de observarnos a nosotros mismos porque nos han ordenado hacerlo, no nos observaremos a nosotros mismos de un modo correcto.

No comprenderemos por qué debemos hacerlo, o que profundo significado se oculta en esta práctica.

Seremos llevados a decir: "¿Por qué he de observarme a mí mismo?

¿Con qué objeto? ¿Por qué razón?"

Si nuestra aprehensión de las ideas del Trabajo no es bastante amplia y desconocemos cuál es la meta del Trabajo, si todas las escalas ascendentes que se ven en el Rayo y en la Octava Lateral, todas las enseñanzas sobre los niveles superiores e inferiores, sobre el mayor y el menor número de leyes; si todo lo que se dijo sobre la Personalidad y la Esencia no significa nada conceptualmente para nosotros y esta simplemente diseminado en nuestra memoria, careciendo de vida coordinada y emocional, entonces claro está que la observación de si será una pesada tarea que nos fue impuesta.

Pero de seguro es preciso tener una idea mucho más sutil e interior del Trabajo.

Consideremos la observación de si a la luz del por qué nos pidieron practicarla.

NOS DIJERON DE PRACTICARLA PORQUE PUEDE LLEVARNOS A UNA MAYOR PERCEPCIÓN DE LAS INFLUENCIAS DE LOS CENTROS SUPERIORES.

No podemos oír esas influencias porque una ESPECIE DE SUSTANCIA ESPESA se interpone entre ellas y nosotros.

¿Qué es esa espesa sustancia?

Es toda aquella parte de nosotros QUE ES INCONSCIENTE PARA NOSOTROS, de la cual no nos damos cuenta, cuya existencia no percibimos.

Como es sabido, se ha dicho a menudo que el acto de observación de si deja penetrar un rayo de luz en nuestras tinieblas interiores.

Esas tinieblas son lo que se acaba de llamar LA ESPESA SUSTANCIA que no permite transmitir las influencias de los Centros Superiores.

Un hombre, debe llegar eventualmente a un acuerdo con este oscuro y desconocido lado de sí mismos, y esto es solo posible a través de una larga e inteligente observación de si LLEVADA A CABO POR UNA RAZÓN DEFINIDA y no meramente como una tarea mecánica.

Recuerden que toda observación de si debe ser un ESFUERZO CONSCIENTE.

Estarán de acuerdo conmigo en que todos tenemos en nosotros "Yoes" de los cuales ignoramos todo.

Vivimos en la falsa personalidad, no en una personalidad real.

Estamos llenos de imágenes de nosotros mismos, por ejemplo, y debido a la acción de los topes y justificaciones que nos impiden ver las contradicciones “estamos en paz” con nosotros mismos.

Pero el objeto del Trabajo es provocar UNA LUCHA en nosotros, una lucha con EL FALSO CONTENTAMIENTO Y COMPLACENCIA.

¿Y cuál es el método que se usa?

El método de la observación de si, por el cual llegamos a ser gradualmente más conscientes de lo que está en nosotros y perdemos esas amadas imágenes de nosotros mismos, esas formas de la imaginación.

Es comparable a un cochero que esta bebiendo en una taberna.
Esto significa que vive en la imaginación, en imágenes, en ideas imaginarias sobre sí mismo, en el "Yo" Imaginario.

Primeramente, es preciso que el cochero despierte.

Ahora bien, podemos pensar en esta situación en los siguientes términos.

Cada cual tiene un lado oscuro, del que no conoce nada, esto es, un lado que no es consciente para nosotros pero que sin embargo actúa.

En esta oscuridad es necesario qua penetre un rayo de luz por medio de la observación de si llevada a cabo de acuerdo con lo que El Trabajo nos enseña a observar, a buscar, a percibir.

Ese lado oscuro de nosotros mismos debe conectarse gradualmente con nuestra idea de nosotros mismos y, por así decirlo, es preciso preparar un modelo, una mezcla de estos dos lados.

Y a menos que ese rayo de luz se filtre en esas tinieblas no es posible hacerlo y, en consecuencia, nunca podremos sentir las influencias de los Centros Superiores porque esas influencias están amortiguadas y obliteradas (cerradas) por ese lado oscuro, ese otro lado de nosotros que por regla general solo vemos en las otras personas y que no atribuimos a nosotros mismos.

Por eso tendemos siempre a reprochar los otros y a acusarlos, digamos, de malos pensamientos, o de conducta sospechosa, o de calumnia, o de falta de bondad, o de mentira, o de indiferencia, o de infidelidad, o de falta de confianza, o de mezquindad, y así sucesivamente.

Es decir, tendemos a ver en los otros el otro lado de nosotros mismos del cual no somos conscientes, y, como comprenderán, esta es una de las principales causas de la desdicha humana y de los constantes roces en los cuales casi todos vivimos los unos respecto de los otros.

Para cambiar este orden de cosas El Trabajo comienza con la observación de si, dejando penetrar ese rayo de luz o de conciencia en las tinieblas interiores.

Cuando estudiamos nuestra TENDENCIA a acusar a los otros, y la registramos y deliberadamente tratamos de observar la misma cosa en nosotros mismos, damos el primero y más importante paso en el trabajo personal, es decir, en el trabajo sobre si.

A menos de hacerlo, no podremos ir a ninguna parte.

Si intentamos ir a algún lugar sin haberlo hecho por mucho tiempo nos asemejaremos a una persona que trata de ver por una ventana cuyos cristales están cubiertos con pintura negra.

Esa pintura negra tiene curiosas propiedades porque de algún modo indescriptible es nosotros mismos.

Es una especie de oscuridad viviente en nosotros mismos que solo puede ser eliminada por la creciente luz de la conciencia que pasa a través de la observación de sí.

La creciente luz de la conciencia resulta de una prolongada, tranquila, sincera observación de si, de haberse observado por mucho tiempo y a solas, de haber observado las propias acciones, la manera en que se habla, los propios pensamientos y la manera de pensar, las propias emociones y la manera como uno siente.

Es claro, pues, que la tarea inicial en El Trabajo radica en llegar a ser más consciente de ese lado desconocido y oscuro de nosotros y esto significa perder poco a poco todas las ideas ordinarias sobre nosotros mismos.

Hallaremos en verdad que nos llegan nuevos pensamientos, sentimientos, percepciones interiores y el significado de todos ellos, y la razón de ello es que empiezan a oírse vestigios de influencias superiores de tal modo que donde antes solo veíamos una cosa, un camino, un significado, la elección entre los que creíamos justo o injusto, vemos ahora una docena o más de significados y elecciones.

Donde antes creíamos que había un solo paso entre Do y Re y Mi, en una comprensión desnuda, rígida y pomposa, vemos octavas interiores completas que se extienden entre esas notas.

Todo acrecentamiento de comprensión estriba en ver diferencias cada vez más finas, en ver significados cada vez más sutiles y bellos, todos entretejidos y llenos de una calidad mágica propia, que comprendemos son por completo diferentes de los pensamientos y sentimientos crudos y pesados de acuerdo con los cuales vivíamos antes.

Pero esas hermosas visitas de comprensión no pueden penetrar en la conciencia y llegar a ser una continua fuente interna de significados siempre viva e inagotable, a menos que ese oscuro y desconocido lado de nosotros sea cada vez más consciente.

Como dije, el hacer consciente el lado oscuro de nosotros mismos, o lado desconocido, conduce inevitablemente a un cambio completo de nuestra idea y estimación de nosotros mismos.

En verdad, parecería que nos estamos perdiendo de vista, y donde acostumbrábamos a estar seguros, convencidos y prontos para hacer y actuar, para hablar y criticar, sentimos ahora mucha incertidumbre porque en cada situación vemos mucho más de lo que veíamos antes.

No es una incertidumbre negativa sino una incertidumbre positiva.

No es un sentimiento de impotencia sino un sentimiento de fortaleza porque vemos claramente que donde antes estábamos tan seguros éramos en realidad muy débiles y la certidumbre que sentíamos era la certidumbre del necio, de la ignorancia, que es solo debilidad y que indudablemente nos lleva siempre a resultados equivocados y a roces por completo inútiles que teníamos la seguridad eran debidos a los otros y no tenían nada que ver con nuestras reacciones completamente indignas de confianza.

Qué confiados solíamos ser —pero ahora vemos qué mecánicos éramos en realidad—.

Como acostumbrábamos a pensar que comprendíamos todo y podíamos hacer, y como no nos damos cuenta de que carecíamos simplemente de comprensión y, de hecho, todo nos sucedía mecánicamente con arreglo a la naturaleza de nuestra maquina.

Cómo acostumbrábamos a atribuir todo a nosotros mismos y a enorgullecernos de ello y como vemos ahora que todo era hecho por esa máquina a la que presuponíamos que era nosotros mismos.

Ahora bien, al ver ese otro lado de nosotros mismos, ese oscuro lado, en el cual El Trabajo nos dice que debemos penetrar para hacerlo cada vez más consciente por medio de la observación de sí, es preciso recordar que la doctrina de los "Yoes" es de primerísima importancia.

Maurice Nicoll


EL PODER DE LAS IDEAS DEL TRABAJO PSICOLÓGICO

EL PODER DE LAS IDEAS DEL TRABAJO PSICOLÓGICO

La observación de sí no puede acrecentarse sin la ayuda de las ideas del trabajo.

Afortunadamente, la Enseñanza del Trabajo nos procura muchos ángulos desde los cuales es posible observarse a sí mismo.

No es posible observarse a sí mismo si se carece de un punto de vista desde el cual observarse.

Es preciso, por así decirlo, salir fuera de sí para observarse a sí mismo —de otro modo se es uno mismo tal como se es—. ¿Es claro?

El aumento de conciencia de uno mismo, que es el primer propósito del trabajo, significa adentrarse más en sí mismo, PARA VER así lo que está enfrente de sí mismo —esto es, lo que se tomó como a sí mismo—.

Seguir este rumbo, como es sabido, es adentrarse hacia los Centros Superiores, a través de las partes superiores de los centros ordinarios.

Esta dirección, que se logra por medio de una creciente observación de sí, lleva lentamente a un acrecentamiento de conciencia tanto de lo que se es ahora como de lo que se ha sido.

Todo ello conduce a la única posibilidad de cambio.

Ahora bien, este proceso, este hacerse más profundamente consciente de sí mismo y verse incesantemente a sí mismo a una luz enteramente nueva, a la luz del trabajo, es llamado despertar.

Se asemeja a avanzar en el interior de un territorio contra un enemigo donde aquí y allá hay puntos tenazmente defendidos a los que hay que rodear y que sólo pueden ser reducidos lentamente.

Este adentrarse en sí mismo es llamado en el trabajo despertar.

Lo que El Trabajo enseña aquí es muy claro y es preciso aprehenderlo.

Está expresado también en los Evangelios, pero oscuramente.

El Trabajo dice que ante todo el hombre ha de despertar.

Esto exige largo tiempo.

Una vez que ha despertado debe morir. (Morir en sus “yoes”).

Cuando muere entonces puede re-nacer.

Hay tres etapas en el re-nacer —esto es, en la transformación—
No hay otro camino.

En nosotros el bien y el mal sólo pueden ser vistos por la percepción emocional a la luz del trabajo.

Ahora bien, esta noche deseo hablarles sobre la necesidad de las ideas del Trabajo en las largas etapas del despertar, pues si no tenemos ideas desde las cuales observarnos a nosotros mismos nos será imposible despertar del sueño inducido por la vida desde hace tanto tiempo, desde la infancia.

El sueño provocado por la vida ha sido formado por las ideas de vida en las que hemos nacido, y para despertar necesitamos ideas provenientes de otra fuente.

No se puede despertar de la fantasía con más fantasía.

Es preciso encontrar un antídoto para la fantasía que nos permita despertar del poder que ejerce sobre nosotros.

¿Cómo se puede despertar de la vida por medio de la vida?

OTRO SISTEMA DE IDEAS………

Cómo se puede despertar de lo que la vida ha construido en uno mismo por medio del ejemplo, la sugestión, la imitación, la imaginación, a menos que se tenga otro sistema de ideas que no pertenezcan a la vida.

Como es sabido, el sueño de la humanidad se debe a una razón cósmica y cada moda, cada periodo de vida actúa sobre el Hombre.

Sólo la enseñanza puede despertarnos, sólo las ideas provenientes de aquellos que en todas las épocas venciendo el hipnotismo de la vida han llegado a ser más conscientes y han encontrado el camino que permite salir de la prisión donde todos vivimos sin darnos cuenta de ello —la prisión del "hipnotismo cósmico"— es prisión de nosotros mismos que fue establecida mecánicamente.

Ahora bien, para liberarse de la prisión que la vida ha construido en nosotros por medio de las ideas de todo lo que hemos imitado y absorbido, tal como se dijo, son necesarias nuevas ideas, y por eso una nueva perspectiva.

La idea de que no somos un solo 'Yo', sino muchos 'Yoes' contradictorios, es una de las ideas de Trabajo que tienen su punto de partida en la puerta de la prisión donde estamos confinados sin darnos cuenta de ello —y para empezar es preciso darse cuenta de ello.

La idea de que no es una unidad es una idea que está fuera de las ideas implantadas por la vida en el hombre.

Empero, son escasas las personas que pondrán en práctica esa idea aunque la hayan oído muchas veces porque creen ser una sola y misma persona.

Más allá de la prisión de nosotros mismos en la cual estamos confinados sin saberlo, hay una serie de ideas que pueden conducirnos a la libertad una vez que se las comprende correctamente.

Las ideas de liberación que nos rodean fuera de la prisión se refieren a nosotros mismos y no a las condiciones materiales.

Estamos rodeados por ideas liberadoras, ya sea que las sintamos o no.

Si se tiene un Centro Magnético, sentimos la existencia de las ideas liberadoras.

Pero a veces creemos que están en alguna escuela distante, en el Tibet por ejemplo.

Por cierto, la enseñanza de las ideas liberadoras se imparte quizás en alguna escuela lejana, pero si fuera a esa lejana escuela hallaría que esas ideas liberadoras no están en la escuela sino que su acción estriba en el efecto que ejercen sobre usted y la respuesta que usted les da.

Las escuelas —las escuelas esotéricas— nos transmiten ideas que pueden liberarnos.

Esas ideas provienen de aquellos que se han liberado y ese conocimiento siempre fue transmitido.

Pero las ideas que enseñan son similares a las ideas enseñadas por El Trabajo.

El Trabajo enseña ideas liberadoras, pero la acción de dichas ideas no será efectiva a menos que una persona reflexione sobre ellas y sienta que debe aplicarlas a sí misma.

La ilusión de que existe una educación superior y que basta recibir su enseñanza para alcanzar un nuevo estado es muy errada.

No hay posibilidad de redención para ninguna persona en esas escuelas de enseñanza a no ser que aprenda, comprenda y ponga en acción la enseñanza que le es impartida.

En los Evangelios se dice: "El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí o helo allí, porque he aquí que el reino de Dios está entre vosotros".

No es algo que está fuera y a lo que basta unirse para ser liberado.

Cuando se dice en los Evangelios que el Reino de Dios o el Reino de los Cielos está dentro del hombre, se quiere decir con ello un estado en el que el hipnotismo de la vida ya no obra más y que está investido de la influencia de ideas provenientes de una fuente por completo diferente.

Maurice Nicoll