DESDE UNA PARTE MÁS
ALTA DE LA MENTE
Por: jeanne de
salzmann
Hay
una energía que proviene de una parte más alta de la mente, pero nosotros no estamos
abiertos a ella.
Es
una fuerza consciente que debe aparecer, entrar en el cuerpo, actuar sobre nosotros.
Hoy
en día
ella no puede ni entrar ni actuar, porque no hay relación entre la mente y el cuerpo.
Cuando
estoy sometido al automatismo, las vibraciones son demasiado diferentes.
La
atención, que forma parte de esa fuerza, necesita ser desarrollada.
Estoy
sentado aquí, ahora.
¿Desde
dónde puedo tratar de tener una relación con mi cuerpo?
¿Desde
dónde puedo ver mi manera de ser?
Esa
sería una parte de mi mente a la cual yo no estoy abierto.
Para
tener
una relación con mi cuerpo, tengo que abrirme a mi mente y tranquilizar mi
pensar ordinario.
Ella
no debe dispersarse ni seguir su curso habitual.
Entonces,
lo mental se inmoviliza; es como estar detenido entre dos pensamientos.
Eso
lo vuelve más sensible, más perceptivo, más viviente que aquello que está bajo su mirada.
Mi
atención se vuelve más activa y libera mi pensar; comienzo a ver.
Esa
visión es un contacto directo con la energía de otro nivel que está en mí.
Una
inteligencia
nueva aparece y una relación con el cuerpo se vuelve posible.
Esa
fuerza que viene de una parte superior del cerebro necesita entrar en el cuerpo y
encontrar un lugar que esté libre para actuar sobre los otros centros.
Para
que una vibración pueda producirse, hay que cederle el lugar, un espacio libre.
La
menor tensión lo hace imposible.
Para
recibir esa vida que está en mí, necesito tener un estado sin tensión alguna en
ninguna parte.
Me
vuelvo inmóvil.
Y
cuando una
verdadera inmovilidad es posible, toda huella de limitación desaparece.
Estoy
abierto, liviano, como transparente.
Soy
libre de todo límite.
Estoy
abierto a una energía que necesita llenar el cuerpo.
Una
fuerza
necesita asumir la autoridad y la otra aceptar.
Cuando
me aproximo
al estado de unidad, mi Presencia parece más viviente, más intensa en sus
vibraciones que el cuerpo.
Incluso
si aparece una relación entre la mente y el cuerpo, eso es insuficiente. No
dura.
Por
un instante, la relación está allí... y al momento siguiente ya no estan juntos.
Necesito
de algo más.
Debe
desarrollarse
una fuerza, una atención consciente que pueda durar.
Eso
depende
de mí.
O
bien voy a abandonar el esfuerzo o bien puedo ser más atento si quiero.
Entonces,
soy responsable.
Mi
responsabilidad es justamente el acto de ver.
jeanne de salzmann
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