EFECTIVO A TRAVÉS DE MÍ SER
Por: jeanne de salzmann
Tratemos de comprender juntos lo que sería un estado de
creación, es decir, un estado en el cual podríamos conocer lo que
es.
No lo que podría ser, no lo que debería ser ni algo a lo
cual podríamos poner un nombre..., sino, simplemente, lo que es.
¿Podemos conocer un estado que no refuerce nuestro ego,
el «yo»?
Porque todo lo que lo refuerza nos lleva a la división,
al aislamiento.
Incluso las experiencias por las que pasamos.
Registramos impresiones y reaccionamos.
La respuesta a algo que percibo es para mí la experiencia.
Nombro esa reacción.
Si no la nombro, no es una experiencia.
¿Le es posible al yo recibir la impresión y no
experimentar la experiencia?
¿Le es posible al yo estar completamente inmóvil en un
estado de «no experiencia» donde la creación pueda tener lugar,
es decir, en ausencia del ego?
Al tratar de hacer bien mi trabajo, de una manera eficaz,
distingo dos clases de sensaciones: una sensación con tensión y
una sensación sin tensión.
En una la energía es detenida y en la otra la energía es
liberada.
Cuando trabajo, me puedo ejercitar como de costumbre, hacerlo más o
mejor, o bien puedo intentar de una manera diferente y volverme efectivo a
través de mi ser.
Cuando no tengo experiencia, o conocimiento,
hay una tensión entre el yo que desea algo y el objeto deseado, pues no
me siento capaz de alcanzarlo.
En la tensión me separo y a toda costa quiero hacer
reconocer mi identidad, pero mi ego se opone.
Esa tensión me impide ejecutar de manera justa lo que
tengo que hacer.
Es eso lo que necesito ver.
Según el grado de tensión en el que se
realiza mi actividad puedo o no tomar conciencia de mi ser y del objeto de mi
acción.
Al entregarme a una acción lo que busco es la efectividad
de mi ser y no la perfección del desempeño.
La verdadera relación entre mi ser y el
objeto depende de una actividad realizada sin la participación de mi ego.
Ese es un descubrimiento que tiene una gran importancia.
Una tranquilidad absoluta permite sentir una unidad, y si
uno
persevera, eso no es destruido ni siquiera por la agitación de mi ego cuando se
esfuerza por obtener algo.
Debo llegar al punto donde ya no hay
tensión, donde ya no hay el yo y el objeto.
Es necesario que mi ego deje de querer hacer reconocer su
identidad.
No puedo conocer la inmovilidad total, un estado sin ego,
por imposición..., por miedo o por obtener una recompensa.
Llego a esa inmovilidad total por el conocimiento
del proceso de funcionamiento del yo en todos los niveles, desde sus movimientos
automáticos hasta su inteligencia profunda.
Uno ve que la mente no tiene el poder de crear cuando da
vueltas dentro de la jaula que se fabrica ni tampoco cuando
está totalmente inmóvil.
Cuando no trata de crear, hay creación.
Pero eso no es algo que podamos proyectar de antemano.
Ninguna creencia, ningún conocimiento, ninguna experiencia
puede servir.
Todo eso debe desaparecer, ser abandonado.
Es importante ser pobre, pobre de conocimiento, pobre
de creencias.
Pobre de todo lo que pertenece al campo del ego.
Pero yo lo dejaré sólo si lo conozco verdaderamente, si
veo el proceso de su funcionamiento en su totalidad...; es decir, si me sostengo allí
donde mis pensamientos, mis emociones y mis acciones se revelan ante mí.
Si estoy constantemente sobre el «quien vive» de instante en
instante, pasivo, lucido... inmóvil.
jeanne de salzmann
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