OBSERVACIÓN DE
LOS "YOES" Y LOS ESTADOS
Por: Maurice
Nicoll
Cada "yo"
produce su propio estado.
Cada persona
está en cierto estado en determinado momento debido a un "yo" que le
produce dicho estado.
Si encuentra
dificultades en estudiar diferentes "yoes" en su persona, hay dos
cosas que pueden ayudarlo.
Los diferentes
"yoes" se agrupan en personalidades dentro de la personalidad; por
ejemplo, un hombre posee cierta personalidad que se relaciona con su colegio y
otra personalidad muy diferente relacionada con su vida doméstica.
Estas
subdivisiones de la personalidad se componen en conjunto de muchos
"yoes" diferentes.
En una
oportunidad el señor Ouspensky se refería a la dificultad de discernir los
diferentes "yoes" y dijo que deberíamos intentar ver los grupos de
"yoes" que pueden ser denominados sub-personalidades.
Un hombre va a
su club y tiene cierta personalidad; luego se dirige a su oficina donde tiene
una personalidad diferente y después regresa a su casa donde su personalidad es
también diferente.
La otra manera
de estudiar los "yoes" es el advertir el propio estado.
Como dije, cada
"yo" produce su propia atmósfera, su propio estado en uno mismo.
Al examinar una
cuestión, si se tiene el poder de observación sucesiva, no tardamos en reconocer
que seguimos diferentes caminos en diferentes momentos.
Esto se debe al
movedizo calidoscopio de los "yoes".
Cuando un
"yo" particular predomina, examinamos las cosas a través de este
"yo", y al próximo instante, cuando se presenta un diferente
"yo", examinamos la misma cuestión de una manera por completo
diferente.
Ahora bien, es
muy fácil ser negativo o deprimirse cuando se advierte este estado en uno
mismo.
Pero sería un
proceder equivocado y se aparta de todo cuanto nos enseña el trabajo.
No tenemos un
"yo" real, ni un "yo" permanente, y es menester que nos
demos cuenta de ello.
Hemos de ver la
verdad por nosotros mismos.
Este continuo
cambio de los diferentes "yoes" en nosotros es exactamente lo que nos
dicen de observar.
A veces las
gentes suelen decir:
"¿No puede
decidir de una vez por todas lo que piensa del señor X? ¿Le gusta o no le
gusta?"
Pero esta
pregunta es descabellada porque todo depende del "yo" en que está
usted en el momento en que se encuentra con él.
Cada "yo"
inducirá un estado diferente en usted y en cada estado diferente lo juzgará
diferentemente.
Ahora bien, si
ya adquirió la memoria-trabajo por medio de la observación de si sabrá a que
atenerse.
Significa que
ya no cree más en sus diferentes estados momentáneos —es decir, en los
diferentes "yoes" que aparecen uno tras otro—.
Los "yoes"
no pueden ser vencidos salvo por la observación de si y la no identificación.
Una persona
puede pensar que tiene que tomar una resolución definitiva, digamos, respecto del
señor X.
Le haré esta
pregunta: "¿Qué le impulsará a decidirse?"
Cada "yo"
hará que tome una resolución muy diferente —esto es, cada "yo" le dará
una visión muy diferente del señor X—.
Si empieza por
observar sus "yoes" y no se identifica con él logrará finalmente un
retrato del señor X compuesto de todos los diferentes ángulos desde los cuales
lo ven con usted los diferentes "yoes".
Por lo tanto
obtendrá un retrato compuesto del señor X —no un retrato que se basa en los
opuestos sino un retrato completo—.
Agregaré aquí
que esto es por completo imposible a menos de discernir los diferentes "yoes"
en usted.
Si carece de la
memoria que surge de los momentos de observación de si y de recuerdo de si
nunca será capaz de lograr un retrato fidedigno del señor X. ¿Y cuál es la
razón?
La razón es que
aún no tiene un retrato compuesto de usted mismo y por tanto está todavía en el
"yo" imaginario cuyo poder sobre nosotros nos induce a decir
"yo" a cada "yo".
Como es sabido,
es preciso librarse de la idea de que uno es una sola persona invariable.
Esto hiere la vanidad
y el orgullo, quizá más en especial al orgullo.
Es sabido lo
difícil que es para una persona admitir que ha cambiado de parecer.
Creo que se
debe al orgullo.
De seguro todos
ustedes conocen personas, si ya no se conocen a si mismos, que creen ser
siempre las mismas.
Dichas personas
viven dominadas por una ilusión.
No ven que
cambian incesantemente debido a una sucesión de diferentes "yoes" que
aparecen en su esfera consciente y se hacen cargo de ella momentáneamente e
inducen determinado estado.
¿Recuerdan lo
que se dijo sobre los "yoes", cómo cada "yo" es un califa
por un momento?
Al cabo de un
tiempo es muy posible llegar a una etapa en el trabajo en la cual ya no cree
ser una persona verdadera.
Esto forma
parte del proceso de aflojamiento del trabajo y da una forma de conciencia que
la vida rara vez nos otorga —esto es, la nueva conciencia que viene mediante la
observación de si a la luz de la enseñanza esotérica.
Esta conciencia
se aproxima gradualmente al tercer nivel de conciencia, o nivel de percepción
de si, o estado de recuerdo de si, o conciencia de si.
No puedo pensar
en una mejor definición de lo que significa la percepción de si que la de
percibir los pequeños "yoes" en uno mismo y no permitir que se
conviertan en califas y no identificarse con los estados que inducen.
Ahora bien, ¿reconoce
sus estados y reconoce que a cada momento está en un estado particular y que en
cada estado ve las cosas diferentemente así como al andar en torno de una casa
la ve desde diferentes ángulos en cada momento?
Tal vez no sea
capaz de ver un "yo", porque pienso a veces que la gente cree que un
"yo" es algo escrito en un pizarrón y no ve que un "yo"
solo puede ser descubierto por el estado que produce en uno mismo.
Y un "yo"
no puede ser reconocido como un "yo" de este modo.
Y sólo puede
ser reconocido por la observación del estado emocional e intelectual que
induce.
Por ejemplo, se
descubre teniendo ciertos pensamientos y sentimientos.
O está en algún
estado de ánimo.
Quizá no
comprende claramente que ese estado es debido a un "yo" predominante en
usted en ese momento.
Está
identificado con ese "yo" y ve todo a través de él.
Piensa por
medio de él, tiene sus pensamientos, siente a través de él, siente sus
emociones.
Ahora bien, si
está observando sus pensamientos y emociones y al cabo de un tiempo reconoce
que tuvo los mismos pensamientos y emociones previamente, reconocerá que este
es un "yo" en usted, y si goza de memoria debido a la observación de
si conocerá muy bien que esos pensamientos, esas emociones, llegaran a ser muy
diferentes luego —es decir, cuando un diferente "yo" predomine en
usted—.
En efecto, tal
vez esos pensamientos, esas emociones lo hagan reír y preguntarse por qué tomó
todo de esa manera.
Esto es
exactamente lo que es un "yo".
No se puede ver
un "yo" como se puede ver un ser humano o una mariposa o un trozo de
carbón: no es un objeto que esté fuera de usted.
Tan solo puede
observar un "yo" por los efectos que produce en usted, por lo que le
sugiere, por lo que le dice y por los pensamientos que suscita en usted y las
emociones que le hace sentir.
Conviene mucho
preguntarse a veces lo siguiente:
"¿En qué
estado estoy yo?"
Después de
haber estado un tiempo en el trabajo descubrirá que es una pregunta difícil de
responder porque tiene recuerdos de tantos estados diferentes, aparte del
estado en que está, que no acepta el estado peculiar que ha llegado mediante el
"yo" que intenta inducirlo y hacer que crea en él en dicho momento.
En otras
palabras, empieza a moverse y a apartarse de sus sucesivos estados —esto es,
del poder de los sucesivos "yoes" que buscan hipnotizarlo y obligarle
a obedecerlos—.
Cada "yo"
le dice estas palabras: "Mira, esto es lo que eres realmente.
Soy tú y así es
como sientes, así es como piensas".
Y le aseguro
que esos "yoes" son hipnotizadores muy hábiles y en la gran mayoría
de la gente su acción tiene completo éxito.
La mayoría de
la gente cree en cada "yo" sucesivo que ocupa su mente en un momento
dado.
Por eso es
preciso advertir los "yoes" por medio de la observación de nuestros
estados.
Iniciamos este trabajo
observando nuestros estados y la calidad de nuestros pensamientos y la calidad
de nuestros sentimientos.
Les daré otro
ejemplo.
Alguien me vino
a ver el otro día y me dijo:
"Me siento
desalentado por mis progresos en el trabajo".
Le conteste:
"¿Por qué no observa al 'yo' que está en usted?"
Maurice Nicoll
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